RIPAMONTI Y LA POSIBILIDAD DE REPETIR EL PASADO

Cuenta la historia, que pocos años después de la fundación de nuestra querida ciudad, nacía un comercio que fue y es emblema de Rafaela. Su actividad de ramos generales permitía abastecer las más diversas necesidades y era punto de encuentro de toda la región. Fue uno de los pioneros del empresariado local y sobrevivió nueve de nuestras casi catorce décadas de vida. Insufló el espíritu de la cultura del trabajo, del esfuerzo, del progreso y de la superación por la que somos reconocidos.

Precursores de un shopping del siglo XIX y XX, dejaron paso a un conjunto de micro, pequeñas y medianas empresas que comparten esos valores y día a día, construyen y sostienen parte del progreso económico y social de la ciudad y la región.

Aquel pionero nos ha dejado en la década del 70. Funcionaba frente a nuestra plaza central y hay claros vestigios de lo que fue su época de esplendor.  Lamentablemente, en este abril del 2020 entre la recova que yace en ruinas y la mayoría del actual sector comercial y de servicios hay un elemento en común: puertas cerradas.

Resulta impostergable acordar una mayor reactivación de la actividad comercial y de servicios y, por su intermedio, de la economía en general, privilegiando en todos los casos la salud. Los comerciantes y los prestadores de servicios necesitan trabajar y pretenden hacerlo cuidando a su familia, colaboradores, clientes y población en general, tal como sucede en supermercados, almacenes, en las oficinas municipales y otras actividades esenciales que se encuentran desarrollando su actividad con los resguardos acordados.

Desde la Comisión de Comercio y Servicios de CCIRR reafirmamos lo manifestado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) en un reciente spot: somos esenciales y queremos cuidar nuestro trabajo y el de nuestros colaboradores.

Es muy difícil que el sector público pueda darle destino a una empresa cerrada. Han pasado casi 5 décadas sin concretar un proyecto en las estructuras de rezago del pionero del comercio de la ciudad. Aún podemos evitar que esta situación se multiplique. Para eso les pedimos que escuchen a las empresas que a duras penas sobreviven y a sus sectores organizados. No puede ser que todas las propuestas que elevamos sean negadas sin justificación, ni precisiones. Y que ignoren nuestras necesidades al no convocarnos frente a la presencia de autoridades provinciales que rigen materias totalmente vinculadas a nuestras necesidades. Claramente han dejado de articular.

Lo decimos una vez más: el futuro de muchas empresas de la ciudad y de las fuentes de trabajo está en riesgo en su conjunto.

No queremos que el entramado PYME de nuestro presente y futuro sea un "Ripamonti" del siglo XXI.

Fuente: CCIRR (Centro Comercial e Industrial de Rafaela y Región)